Una antigua costumbre social –la de visitar a los enfermos– se convierte en el pretexto único para la creación de un original mosaico de historias y retratos. El narrador vuelve a los años de la infancia y a su isla natal para indagar en el estado de una sociedad que está a punto de asistir a la muerte de Franco y al comienzo de la Transición con sensaciones encontradas, las propias de un mundo anquilosado que se derrumba y en el que sólo el turismo reciente parece ejercer un papel modernizador. Pero Enfermos antiguos es sobre todo una novela sobre la infancia, con sus insólitos descubrimientos y efímeras certezas, que, enlazando con la atmósfera familiar de Los extraños, propicia un divertido anecdotario en la que podremos encontrar situaciones y personajes tan cercanos como inolvidables.