Tratado para radicales. Manual para revolucionarios pragmáticos
Un grupo de vecinos protesta ante la puerta del diputado de distrito exigiendo mayor atención para la zona. Un grupo de mujeres interrumpe el normal funcionamiento de un centro comercial que no contrata latinas. Un grupo de afroamericanos se dirige al barrio rico de la ciudad con el fin de señalar a los dignos propietarios de las infraviviendas que habitan. En EEUU, este tipo de acciones han sido desarrolladas desde los años cincuenta por el movimiento del community organizing (organización comunitaria).Saul Alinsky tuvo un papel protagonista tanto en los comienzos como en el primer desarrollo de esta rama del activismo estadounidense: participó en la organización de los guetos negros de Chicago y Nueva York, animó la constitución de las primeras fundaciones y asociaciones del organizing y a partir de su experiencia y de sus reflexiones formó a cientos de activistas. En 1971 escribió Tratado para radicales con el fin de condensar estos saberes acerca de cómo conectar con la gente y cómo poner en marcha tácticas y campañas divertidas y siempre eficaces. Una colección de métodos y sugerencias pragmáticas que parten de un análisis realista de la situación y que básicamente tienen un solo objetivo: demostrar que con organización sí se puede arrancar el poder a los poderosos, que nuestro horizonte puede ser la revolución.