«¿Qué le sucede al hombre endeudado durante la crisis? ¿Cuál es su principal actividad? La respuesta es muy simple: paga». Expertos, políticos y editorialistas son unánimes: la deuda que grava las finanzas públicas obstaculiza el crecimiento y hace estallar el desempleo. Los Estados deben desendeudarse a cualquier precio si quieren tranquilizar a los mercados y volver a la prosperidad. El diagnóstico de Lazzarato es muy distinto: en el sistema capitalista, la deuda no es, en principio, un asunto contable, una relación económica, sino una relación política de sujeción y servidumbre.

Si urbanistas, arquitectos y diseñadores pueden concebir el espacio público como un vacío entre construcciones que hay que llenar de forma adecuada a los objetivos de promotores y autoridades, es decir, como un complemento para operaciones urbanísticas, existe otro discurso en el que este concepto se entiende como la realización de un valor ideológico.

«Vides hipotecades és un llibre valent. Un daquells llibres que irrompen sense demanar permís...» (Gerard Pisarello)El dret a lhabitatge ha estat un dret sistemàticament vulnerat. Amb lesclat de la crisi, a les dificultats daccés que arrossegàvem històricament, shi sumarà la pèrdua de lhabitatge per part de milers de llars. Desnonaments, execucions hipotecàries, famílies desallotjades i endeutades de per vida...

La crisis del capitalismo global que se desencadenó en 2008 es más que una crisis económica. Es estructural y multidimensional. La secuencia de acontecimientos que se han producido desde entonces muestra que nos hallamos ante unas condiciones económicas y sociales muy distintas de las que caracterizaban el capitalismo global informacional de las décadas precedentes.