En esta novela de la escritora mexicana Frida Cartas, la protagonista hace un recuento de las escenas que a lo largo de su vida le insinuaron que ella era diferente.

Es a través de una voz llena de ternura que narra su infancia en primera persona ofreciendo testimonio, pero también la visión de una mujer madura que toma perspectiva de sus vivencias, que la autora diseca los discursos del derredor para ser ella.

Con una escritura honesta y profundamente conmovedora, Frida recuerda su infancia y los momentos que fueron construyendo su identidad de género.

Con un gran sentido del humor, pero sin endulcorar las experiencias difíciles, la narradora cuenta cómo se relacionaba con su familia, en la escuela o su barrio.

Aun cuando se le asignaba la lectura social de un niño, en realidad ella siempre se soñó en el papel de la reina del carnaval, de la esposa, la madre; a pesar de que su padre deseaba un hijo que encarnara la masculinidad tan valorada en la milicia, ella añoraba ser la ama de casa, la cuidadora.

En medio de la hostilidad de quienes condenan la diferencia, esta historia es el testimonio de una niña que resistió a la violencia, acompañada por una madre que la ayudó a construir un mundo propio respetando y validando su identidad.

La importancia de Transporte a la infancia va más allá de lo literario: es un testimonio esencial en el reconocimiento de las infancias trans.

Al hablar del proceso de construcción de sus identidades y las violencias que enfrentan, este libro pone sobre la mesa la urgencia de garantizar el respeto, la protección y la libertad para les niñes trans.