Decir que los alcaldes tendrían que gobernar el mundo es, de hecho, decir que los ciudadanos tendrían que gobernar el mundo. Los estados nación cada vez estan más lejos de poder enfrentarse a los grandes retos mundiales, que tienen un innegable carácter interdependiente.

Las ciudades son centros vivos, en transformación permanente. Son la cuna de las comunidades, el contexto del espacio público y el lugar donde la cultura cívica puede crecer con todo su potencial. Y también son el ámbito donde hacer efectiva la lucha contra la pobreza, las desigualdades i la marginación. Y en este sentido, las políticas municipales pueden hacer muchos progresos, aunque sean modestos, mediante el compromiso y la cooperación ciudadana.

En este libro, Benjamin R. Barber hace un análisis exhaustivo del presente de las ciudades y nos muestra como la interdependencia y las redes interurbanas puede llegar a transformar el mundo. Y va más allá: propone crear un parlamente mundial de alcaldes como punto de partida para llevar la democracia a escala planetaria.