Las pétroleuse
Silvia Federici: Revolución al punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas, Traficantes de Sueños, Madrid, 2013.
La tradicción del marxismo autónomo italiano ha sido por lo general leída y teorizada desde la perspectiva de los sujetos que Federici denomina «trabajadores masculinos metropolitanos». Leopoldina Fortunati, Mariarosa Dalla Costa y Silvia Federico son fundamentales para comprender esa tradición marxista desde una sensibilidad y una política feminista, pensada desde dentro de la «fábrica-hogar»: «Ellos dicen que se trata de amor. Nosotras que es trabajo no remunerado. Ellos lo llaman frigidez. Nosotras absentismo. Cada aborto es un accidente laboral. La homosexualidad y la heterosexualidad son ambas condiciones laborales, pero la homosexualidad es el control de la producción por las trabajadoras, no el final del trabajo». Este libro recoje experiencias de luchas feministas tales como Wages Against Housework.
Mariarosa Dalla Costa: Dinero, perlas y flores en la reproducción feminista, Akal Madrid, 2013.
También muy recomendable el trabajo de Mariarosa Dalla Costa sobre reproducción y migración, http://libcom.org/library/reproduction-immigration, muy importante para pensar, por ejemplo, el aborto desde el cuerpo migrante y también, desde una perspectiva feminista autónoma, el aborto como «rechazo del trabajo».
Carla Lonzi: Escupamos sobre Hegel, Anagrama, Barcelona, 1981.
«La mujer no debe definirse en relación al hombre... Esta conciencia es el fundamento tanto de nuestra lucha como de nuestra libertad... Escupamos sobre Hegel». El clásico feminista Sputiamo su Hegel fue escrito en 1970 por el colectivo italiano Rivolta Femminile. El «feminismo de la diferencia» mantuvo en los setenta que la diferencia ontológica de la Mujer con respecto al Hombre y la experiencia histórica de opresión compartida por las mujeres debía conducirlas a organizarse políticamente más allá de sus diferencias, expresando así la autonomía del trabajo, la conciencia, la creatividad, el cuerpo y la sexualidad femeninas. Una construcción contradictoria —por ser tanto política como esencialista— de «las mujeres» en tanto que sujeto unificado.
Maria-Antonietta Macciocchi: Después de Marx, abril, Pre-Textos, Valencia, 1979.
Sin duda, el «77 Italiano» es una de las más nutridas síntesis entre estética y política. Hemos sido atravesadas por las imágenes puestas en circulación por Nanni Ballestrini a través de Los Invisibles (Traficantes de Sueños, Madrid, 2008) o Blackout (Acuarela, Madrid, 2006). Prácticas de la ocupación, experimentación de la ciudad libre, transversalidad de los lenguajes en diversos dispositivos de experimentación comunicativa como las radios libres o las publicaciones independientes y salvajes como A/Traverso. Pues bien, Maria-Antonietta Macciocchi nos conduce en tiempo real por un recorrido que visita Radio Alice y las ocupaciones de universidades y manicomios, acompaña al exilio en París del «ala creativa» del movimiento italiano, al mismo tiempo que nos hace partícipes del propio proceso de subjetivación que la autora experimenta dentro de este territorio de revolución expresiva, dejando de lado su zona de comfort como académica y miembro del Partido Comunista italiano.
Adrienne Rich: Antología Poética, Visor, Madrid, 2003
Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) fue escrito por Pablo Neruda, un símbolo intocable de la izquierda chilena y latinoamericana; se considera un de las cumbres de la literatura moderna en lengua castellana. Mediante su sublimación retórica de «la» mujer objetivada, sus poemas de amor son un epítome del amor romántico, misógino y reaccionario: «Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos / te pareces al mundo en tu actitud de entrega. / Mi cuerpo de labriego salvaje te socava / y hace saltar el hijo del fondo de la tierra... Me gusta cuando callas porque estás como ausente». Los poemas de Rich se pueden considerar una tácita respuesta feminista lesbiana setentista al libro de Neruda. En 1976, a través de sus Veintiún poemas de amor, Ariadnne Rich contestaba a aquella poética amorosa con otra poética dedicada al amor entre mujeres. Lenguaje al margen del idilio hetero cuestionador de los valores que lo sustentan y el sentido que encarna. “Temo este silencio/esta vida informe. Voy a la espera/ de un viento que abra suavemente estos pliegues de agua/ de una vez y me indique qué puedo hacer por ti/ tú que a menudo has puesto nombre a lo innombrado/ para los otros, incluso para mí”, dijo Adrienne en estos versos escritos a la amada. Sus Veintiún poemas de amor, sin canción desesperada, integraron el libro “El sueño de un lenguaje común”.
Silvia L. Gil: Nuevos Feminismos. Sentidos comunes en la dispersión. Una hisotria de trayectorias y rupturas en el Estado español, Traficantes de Sueños, Madrid, 2011.
Se trata de una minuciosa y virtuosa cartografía de prácticas feministas autónomas en el Estado español. Feminismos, en su mayoría, desarrollados en el contexto de centros sociales y experiencias de okupación. Silvia, en su recorrido, nos hace pensar de la mano junto a otrxs teóricas; firmemente anclada en una situación, plantea puntos de inflexión y problemáticas que surgen a lo largo de un trayecto de experimentación feminista: por ejemplo, el carácter ambivalente de la «autonomía» cuando puede resultar eventualmente subsumida en la esfera neoliberal; o el problema de cómo la identidad puede adoptar un devenir apolítico y la diferencia un devenir separatista.
Monique Wittig: El pensamiento heterosexual, Egales, 2005.
Wittig no analiza «la heterosexualidad» en el sentido de prácticas sexuales, sino como régimen político. Busca, a través de sus escritos, situar en un plano de constatación la existencia de dispositivos heterocentrados generadores de normas en materia de sexo, de género y de filiación. Enfrentándose incluso a la corriente del feminismo tradicional que había promovido la identificación con «la mujer», y con «lo femenino» en detrimento de otras cuestiones como la in-visibilidad, la posible identificación con lo masculino, las prácticas sadomasoquistas, criterios de raza, clase social, etc. Afirmando así frente a la lógica heteronormada: «Sería impropio decir que las lesbianas viven, se asocian, hacen el amor con mujeres porque la mujer no tiene sentido más que en los sistemas heterosexuales de pensamiento y en los sistemas económicos heterosexuales. Las lesbianas no son
mujeres».
by @petrolouse_bcn